Continuando con nuestra plática, observamos que para el ángel, un mensajero, el siervo de Dios, la respuesta fue directa y sencilla, todo lo que se había dicho a María, sería ejecutado por el Espíritu Santo.
Así se resumía la incógnita de la joven María, para Dios nada hay imposible, que tremenda verdad y cuanto peso tenían las palabras del ángel dichas a María.
Nuestro Dios y Padre no mira las cosas como nosotros podemos percibirlas, para Él con su gran e infinito poder, no hay nada que no pueda realizar. A María solo le quedaba responder con toda humildad y gran entendimiento: Soy la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tus palabras. ¡Qué maravilloso!
La historia nos narra que así fue, María quedó embarazada, sin jamás haber tenido relaciones sexuales con su esposo José, quien dice la biblia vivió con ella en una relación marido mujer, después de nacer Jesús.
Recordemos entonces, Lucas 1:37, Nada hay imposible para Dios.
Bendiciones…
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